La suerte siempre nos vigila.

martes, 17 de enero de 2012

Detalles elementales de la Vaguedad.

Hoy que me dejo llevar por la desidia para comulgar con el compromiso que supone este blog, os digo:

1º Que no me apetece escribir nada.
2º Que estas palabras están vacías, son insulsas, insípidas.
3º Que es mi incontinencia la que "esbardalla" toda mi paranoia para os entretengáis.
4º Que he comido Toblerone, pero que no obstante no tengo apetito.
5º Que después voy a jugar un partido (o a intentarlo) y no tengo ganas de moverme.
6º Que me da pereza seguir enumerando cosas.
7º Que escucho Styx a todo meter y lo disfruto (I love R&R).
8º Que estamos a punto de llegar al punto noveno.
9º Que ya hemos dejado atrás al 8º.
10º De lotería.
11º Pereza, mucha pereza.

Y no me siento capaz de decir mucho más.

La Vaguedad (es pulsando shift + v como conseguimos dotar de glamour a la palabra) es en sí, un detalle de la misma vida, es la que te dice "Hey tío! estás sin energías, toma un taquicárdico Red Bull o rascate las pelotas". Consejo al que generalmente obedecemos con lo segundo. Escuchas música, ves la tele, pones una peli... generalmente te lías a hacer cosas que no supongan ni un mínimo de esfuerzo, ni si quiera mental.

Pues podría parecer que no, que esto es una chorrada, pero pensar consume energía, mucha energía. Casi toda ella es glucosa (osease, azúcar, se pone golosón cuando lo forzamos), si nos concentramos en algo el consumo energético de nuestro cerebro se multiplica hasta casi 20 veces.

A fin de cuentas hasta eso es un gasto, no solo echarse unas carreras cansa, también lo hace el ponerse a hacer cuentas, a comerse la cabeza por algo, a escribir un post nuevo... de ahí la suprema importancia del punto número 4, comer Toblerone no solo me ayuda a ponerme en forma para la próxima temporada de F1 como recambio de neumático, si no que me da la energía necesaria para soltaros otro de mis bonitos sermones.

Se que no tengo demasiados fans por el momento, pero ya veis, que aun así, con unas ganas nulas de hacer algo, sigo al pie del cañón y tras convalecer en los últimos días, os deleito con una nueva entrada.

Y quizás no sea una entrada de cine, pero sabiendo lo caro que se vende este mundillo menos da una piedra, hay mucho aficionado haciendo teatro por ahí como para que sepáis diferenciar perfectamente a los buenos de los malos. Además, solo 0 de cada 1 se reirá de todos los chistes aquí incluidos, no por malos, precisamente.

Detalles elementales de la Vaguedad... así soy yo, una mente sin inspiración.

Y ahora me voy, a ver si me activo un poco, espero no cagarla en el partido. ¿Me deseáis un poco de suerte?

¡Hasta luego elementos!

jueves, 12 de enero de 2012

Detalles elementales de la enfermedad.

Partiendo de la excusa que ha fructificado de mi actual convalecencia, me disculpo por haber estado ausente durante estos días. A fin de cuentas espero que lo tengáis como lo que es, un detalle sin importancia.

Es una paradoja brutal esta que voy a plantear, tan grande que incluso escapa a la omnisciencia del más sabio de los sabios. A lo referido en el título me voy, y es que, fíjate tu que cosa más extraña, aunque ahora mismo estoy hasta los bemoles de la gripe, no teniendo esto que ver con la gravedad del asunto, en otro tiempo no muy lejano quizás hubiese deseado tener algún tipo de afección como la que me ataca.

Si, ese quizás es un eufemismo, pues está claro que yo, y no yo solo, he querido enfermar para poder librarme, por ejemplo, de un examen poco preparado, de hacer inventario en el centro comercial, de quedar con ese "colega" pelma que ha venido a la ciudad etc.: amigos, ¡hace falta estar muy jodido para querer estar jodido!

Entonces, ¿qué es lo que pasa? sencillo, el universo confabula y te deja tieso de una gastroenteritis que adquieres, flamante y totalmente a estrenar, en la cena que ese "colega" organizaba y que querías perderte.  << Genial, no solo no me pierdo la cena si no que además enfermo en ella. >>

La enfermedad es la excusa por antonomasia, desde el "me duele la cabeza", hasta el "es que soy alérgico", toda una serie de clichés se apoderan de nuestro malestar y hablo, en este instante, del malestar de los que estando sanos tienen que soportarlos.

Obviamente y contextualizando un poco la entrada, no hablo ni hablaré en ningún momento de las enfermedades cabronas, esas que de verdad son un impedimento para la vida normal. Y si, digo vida normal, porque aunque nos metan la integración por todos los orificios de nuestro cuerpo como algo posible, la realidad es muy diferente. La integración suele ser cara, trabajosa, complicada. No hace tantos años que la naturaleza brindaba con la muerte por cada uno de estos enfermos dependientes. ¿Más excusas? no, estoy conforme con la superación y con el derecho a la vida, pero no en cualquier término o condición.

No todas las personas sanas están dispuestas a abandonar este contexto otrora mencionado y adentrarse en el mundo de la integración de las personas con necesidades especiales. A fin de cuentas son detalles que tiene la enfermedad, que la suelen hacer incompatible con la vida.

Pero, ¿no existen otros caminos? y aquí es en donde nos ponemos críticos, porque claro, este blog no es solo para qudar bonito en la red, aquí sabemos (hablo de mi y de mis amigos imaginarios) entrar a machete a la primera que surge la oportunidad.

Existen otros caminos, se encuentran tras matojos de capital e inversores, de la gente que decide que el dinero si es compatible con la vida. Gente, que no, que yo he probado a limpiarme el ojal con un billete de 20 y ni para eso servía, era áspero. De hecho dudo que hasta uno de 500 lo pueda hacer mejor. Ni un cheque logra dejarte mejor que un poco de celulosa tratada por las mágicas manos de los empleados de Colhogar.

No he podido todavía abrirme paso en esa jungla por cierto, muy a pesar de entrar a machete en ella, pero si me he encontrado huellas, huellas feas, muy feas. No nos andemos por las ramas, es otro detalle elemental de la enfermedad, de hecho este es el detalle más elemental de la enfermedad, más allá, mucho más allá de lo mortal que sea, no interesa curar a la gente. ¿Alguien duda de que no se nos estén inoculando enfermedades crónicas? quizás hasta genéticas, ¡qué desagradable macho! así nos va, desde pequeños gastando un dineral en farmacéuticas.

¿Para que curar el cáncer si sale mucho más rentable decir que es imposible y vender tratamientos? ¿para que curar el sida si es un control de natalidad tercermundista de primera, si tiene a África a nuestro servicio y además obliga a quien pueda a costearse medicamentos contra todos los síntomas que provoca? Las farmacéuticas han aprendido algo muy interesante y tiene que ver con esto que he dicho respecto al sida, si sanas los síntomas, la gente, que sigue enferma, puede vivir, pero vivir... ¿a costa de qué?

A costa de pagar un alquiler infinito. Es la ley de la oferta y la demanda. Pero que no se te ocurra demandarles, no sea que te ofrezcan.

Es paradójico que, cuando estamos bien deseamos estar mal para obtener algún beneficio cuando realmente, en el momento de padecer, deseamos estar totalmente sanos. ¿Para cuando otra gripe aviar?

miércoles, 4 de enero de 2012

Detalles elementales de la duda.

Resultón, de por sí, el si a caso, que con desacato reprocha. Más, no es necesaria la antorcha que se apaga en tu mirada para alumbrar las cloacas de mi pensamiento. Pasos, profundos pasos que por si a caso doy con pies de plomo, artista de brocha gorda que, a grandes rasgos, contemplo el mundo que en mis manos, ha dado forma al alfarero.

Direcciones, que toman las traiciones equivocando sus caminos, opuestas... y sin sentido. El que pierde, cuando encuentra en su paciencia la ansiedad que resulta de un tal vez, de un quizás en ebullición al calor de sus brasas, que como yo van cautelosos a través de las vidas que fluyen, que manan, del eterno auspicio del tiempo impasible.

Resultón, de por sí, el si acaso, que con desacato reprocha.

¿Quién sabe?

lunes, 2 de enero de 2012

Detalles elementales del silencio.

En otro tiempo muy probablemente no habría desconfiado del silencio, no habría otorgado tal replica a su incómoda propuesta. Pero con el paso de los años uno percibe el silencio como no solo la ausencia de ruido si no, amén de las evidencias, también como una inagotable fuente de posibilidades. Y me explico.

El silencio es, ni más ni menos, que el instante en el que las personas reflexionan, ese instante en el que hablan consigo mismas. Es el momento en el que las personas sueñan. El momento en el que se quedan con la boca abierta. El momento de escuchar, bien a otros o bien, al silencio mismo.

Pero es que encima de todo eso existe una acepción sumergida, una acepción desapercibida, una acepción que no guarda relación inmediata con esa ausencia de ruido. El trabajo silencioso.

Muchos se vanaglorian de lo mucho que hacen, pero generalmente son los que callan, aquellos que respetan sus acciones, los que más nos ofrecen. Porque siempre hay mucho más de lo que no vemos, de lo que no oímos, de lo que no percibimos, que de lo que damos por hecho. El silencio tiene un vocabulario mucho más amplio del que pueda presumir cualquier gran diccionario y su historia, probablemente, no tenga cabida ni en todas las bibliotecas del mundo.

Y es que puedo decir misa que ni Dios me hará caso, sin embargo el día en que arda la iglesia todos los feligreses se llevarán las manos a la cabeza.

El habla está sobrevalorada, vomitamos sonidos que no sabemos utilizar, tergiversamos todo cuanto nos llega a los oídos y convertimos los sentimientos en algo frívolo, impersonal, atestándolos de palabras.

El silencio es,,,

domingo, 1 de enero de 2012

Detalles elementales de "El quinto elemento": Pt.1

Este año 2012 harán 15 años del estreno de una de mis películas favoritas. Una película simplona la primera vez que la ves, entrañable a la segunda, de calidad en la tercera y... cuando ya llevas un buen puñado de visionados de la misma se convierte, simplemente, en una obra maestra. Para mi y para muchos probablemente, cine de culto. Se trata, ni más ni menos, que de la superproducción europea "El quinto elemento (Le Cinquieme Element)".

Animada sobre la esencia visual del dibujante frances Jean Giraud (Moebius), en la cual se basan para recrear un mundo futurista, ubicado doscientos y pico después de nuestra época actual y que sirve para dar rienda suelta a la extravagante imaginación de su director, el francés Luc Besson.

Precisamente es este el nexo de unión con otro gran film de SF como es Blade Runner y es que ambas basan su estética en los trazos del ya mencionado dibujante de comics. Los coches voladores, las naves alienigenas, los mercenarios espaciales, el crucero del planeta Fhloston, las grandes manzanas de New York con la niebla al fondo de interminables rascacielos, la tenebrosa estampa del edificio Zorg etc. Toda una amalgama de detalles que son vitales para meterse en la película.




Además de todo eso cuenta con la aportación del diseñador de moda Jean-Paul Gaultier que se encarga de vestir al reparto de esta excepcional obra. Así podemos ver a Milla Jovovich luciendo unas escuetas franjas de tela que le cubren lo indispensable o con unos ajustados pantalones, top blanco y una especie de triquini naranja que le sirven de tirantes, o a Chris Tucker con un conjunto de piel de leopardo que deja ver sus hombros con una especie de escote y unos legins también de piel mientras pasea su cetro/micrófono por toda la peli. Así y todo no son los únicos vistiendo ropa llamativa, pues la totalidad de los personajes, tanto protagonistas como secundarios, son capaces de dejarte boquiabierto con su presencia.

Aquí unas fotos:











La banda sonora también me resulta excepcional y muy acorde al ritmo de la película, sobre todo en algunas escenas en las que simplemente realiza una actuación más al lado de los personajes, o como sucede en una escena, es parte intrínseca de la trama. Así mismo encontramos escenas de persecución trepidantes animadas con música árabe o la magistral intervención de Inva Mula para dar voz a Plavalaguna, esa diva extraterrestre que resulta portadora de las piedras y que ofrece un especial concierto que hace de cama para que Leeloo (Milla Jovovich) se líe a guantazos contra un puñado de Bangalores (mercenarios sin planeta).

A continuación más fotos de las diversas razas extraterrestres que se ven y un par de vídeos en los que apreciar la conjunción entre banda sonora, escenografía, coreografía y trama:






(Inva Mula, cantante de ópera)

(Inva Mula, cantante de ópera)


La diva Plavalaguna en directo.


(Persecución en taxi con la música de Cheb-Khaled de fondo)


Ya ciñéndonos a la trama solo adelantar una cosa, se basa en un enfrentamiento eterno entre el bien y el mal.
Así pues nos encontramos con un echo que tiene lugar cada 5.000 años. Un periodo de tiempo que a nosotros, como seres humanos, nos parece enorme, pero que en términos astronómicos es una miseria. 
Entonces cada ese tiempo un portal entre dos dimensiones se abre, justo cuando tiene lugar una cierta alineación planetaria que lo habilita para que el mal se cuele en nuestro universo en forma de enorme bola de plasma, con inteligencia y voluntad propias, que destruye cuanta vida se halle a su paso.

Para derrotar a esta fuerza maligna existe un arma, la luz creadora, emitida por el ser perfecto; el quinto elemento. Este elemento se sitúa en el centro de los otros cuatro elementos (clasificados por Empédocles hace miles de años) que son la tierra, el aire, el agua y el fuego, opuestos entre ellos de dos en dos y complementarios por necesidad. En ese momento los elementos se unen para lanzar el haz de luz en dirección al mal y destruirlo.

Los encargados de proteger este legado son unos sacerdotes que, en la tierra, vigilan el templo desde el cual se realiza la susodicha acción, como no en el interior de una pirámide en Egipto. Ellos traspasan los conocimientos de generación en generación para que los humanos estén preparados el día que el mal regrese que será además el día en el que los Mondoshawan vuelvan con las piedras (elementos) que habrán de acabar con el, durante 5.000 años.

Pero claro, no puede ser todo tan fácil y así resulta que esta malvada bola gigantesca de plasma tiene un encargado en la tierra (algo así como su mesías) que hará todo lo que esté en sus manos para interceptar esas piedras.
Este mesías es ni más ni menos que el malvado empresario y multimillonario magnate Jean-Baptiste Emmanuel Zorg, presidente de Zorg Corporation y encarnado por Gary Oldman. Este pintoresco personaje tiene contratados a unos mercenarios espaciales, seres sin patria ni planeta que defender que se venden al mejor postor a cambio de sus bélicos servicios, los Bangalores, unos bichos muy feos.

Para deshacer todo este entuerto tenemos al taxista y recién retirado militar, Korben Dallas, que interpreta Bruce Willis de un modo perfecto. Él evitará que las piedras caigan en malas manos y las llevará a Egipto, junto al quinto elemento (Leeloo) para lograr un final feliz.



Esta es la sinopsis corta, pero podría haber una más larga y detallada, plano por plano casi. Claro que ahora no me apetece continuar con ello así que lo dejamos para la segunda parte de este primer post de mi blog. 

Feliz año nuevo a todo el que decida leerme. ¡Un fuerte abrazo a todos!