La suerte siempre nos vigila.

jueves, 12 de enero de 2012

Detalles elementales de la enfermedad.

Partiendo de la excusa que ha fructificado de mi actual convalecencia, me disculpo por haber estado ausente durante estos días. A fin de cuentas espero que lo tengáis como lo que es, un detalle sin importancia.

Es una paradoja brutal esta que voy a plantear, tan grande que incluso escapa a la omnisciencia del más sabio de los sabios. A lo referido en el título me voy, y es que, fíjate tu que cosa más extraña, aunque ahora mismo estoy hasta los bemoles de la gripe, no teniendo esto que ver con la gravedad del asunto, en otro tiempo no muy lejano quizás hubiese deseado tener algún tipo de afección como la que me ataca.

Si, ese quizás es un eufemismo, pues está claro que yo, y no yo solo, he querido enfermar para poder librarme, por ejemplo, de un examen poco preparado, de hacer inventario en el centro comercial, de quedar con ese "colega" pelma que ha venido a la ciudad etc.: amigos, ¡hace falta estar muy jodido para querer estar jodido!

Entonces, ¿qué es lo que pasa? sencillo, el universo confabula y te deja tieso de una gastroenteritis que adquieres, flamante y totalmente a estrenar, en la cena que ese "colega" organizaba y que querías perderte.  << Genial, no solo no me pierdo la cena si no que además enfermo en ella. >>

La enfermedad es la excusa por antonomasia, desde el "me duele la cabeza", hasta el "es que soy alérgico", toda una serie de clichés se apoderan de nuestro malestar y hablo, en este instante, del malestar de los que estando sanos tienen que soportarlos.

Obviamente y contextualizando un poco la entrada, no hablo ni hablaré en ningún momento de las enfermedades cabronas, esas que de verdad son un impedimento para la vida normal. Y si, digo vida normal, porque aunque nos metan la integración por todos los orificios de nuestro cuerpo como algo posible, la realidad es muy diferente. La integración suele ser cara, trabajosa, complicada. No hace tantos años que la naturaleza brindaba con la muerte por cada uno de estos enfermos dependientes. ¿Más excusas? no, estoy conforme con la superación y con el derecho a la vida, pero no en cualquier término o condición.

No todas las personas sanas están dispuestas a abandonar este contexto otrora mencionado y adentrarse en el mundo de la integración de las personas con necesidades especiales. A fin de cuentas son detalles que tiene la enfermedad, que la suelen hacer incompatible con la vida.

Pero, ¿no existen otros caminos? y aquí es en donde nos ponemos críticos, porque claro, este blog no es solo para qudar bonito en la red, aquí sabemos (hablo de mi y de mis amigos imaginarios) entrar a machete a la primera que surge la oportunidad.

Existen otros caminos, se encuentran tras matojos de capital e inversores, de la gente que decide que el dinero si es compatible con la vida. Gente, que no, que yo he probado a limpiarme el ojal con un billete de 20 y ni para eso servía, era áspero. De hecho dudo que hasta uno de 500 lo pueda hacer mejor. Ni un cheque logra dejarte mejor que un poco de celulosa tratada por las mágicas manos de los empleados de Colhogar.

No he podido todavía abrirme paso en esa jungla por cierto, muy a pesar de entrar a machete en ella, pero si me he encontrado huellas, huellas feas, muy feas. No nos andemos por las ramas, es otro detalle elemental de la enfermedad, de hecho este es el detalle más elemental de la enfermedad, más allá, mucho más allá de lo mortal que sea, no interesa curar a la gente. ¿Alguien duda de que no se nos estén inoculando enfermedades crónicas? quizás hasta genéticas, ¡qué desagradable macho! así nos va, desde pequeños gastando un dineral en farmacéuticas.

¿Para que curar el cáncer si sale mucho más rentable decir que es imposible y vender tratamientos? ¿para que curar el sida si es un control de natalidad tercermundista de primera, si tiene a África a nuestro servicio y además obliga a quien pueda a costearse medicamentos contra todos los síntomas que provoca? Las farmacéuticas han aprendido algo muy interesante y tiene que ver con esto que he dicho respecto al sida, si sanas los síntomas, la gente, que sigue enferma, puede vivir, pero vivir... ¿a costa de qué?

A costa de pagar un alquiler infinito. Es la ley de la oferta y la demanda. Pero que no se te ocurra demandarles, no sea que te ofrezcan.

Es paradójico que, cuando estamos bien deseamos estar mal para obtener algún beneficio cuando realmente, en el momento de padecer, deseamos estar totalmente sanos. ¿Para cuando otra gripe aviar?

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